Como soy una cuarentona, con alma de veinteañera, me llegó el mensaje que todos esperaban, todos menos yo. Me preguntó todo quisqui si me iban a vacunar; y yo la verdad, no me hacía demasiada ilusión, porque como muchos de vosotros sabréis soy bastante cobarde.
Tras varios mensajes y llamadas de amigas a las que ya habían llamado a filas; me llego ese bonito mensaje de sms que irremediablemente me decía que me esperaban en el recinto de IFA con los brazos abiertos.
Os adjunto la imagen para que os deleitéis con ella.
A partir del viernes 18 de Junio hasta el siguiente viernes 25 de Junio comenzó una cuenta atrás, que al principio de la semana parecía lejana, pero qué llegó mucho antes de lo que esperaba.
Llegaron las 14:00 de la tarde y allá que me fui camino al matadero, porque me sudaban hasta las manos como a los artistas, jajaja.
No cogí nada de tráfico, algo raro a las 14.00 de la tarde de un viernes que todos quieren llegar a casa y descansar del curro.
A las 14: 20 estaba aparcando mi coche en el parking, salí del coche rapidilla que llegaba muy ajustada de tiempo, y de repente, oigo mi nombre: ELENAAAAAA.
Me giro … y no me jodas, ¡¡es Julia!!, mama del cole, ahora ex-mama su niño ha acabado este año. Es representante de los padres en el consejo escolar del cole donde van las nenas, como yo , por eso he podido conocerla. Entras en el AMPA de voluntaria y al final te lías y acabas de representante. Espero ser buena; porque es importantísimo para mí formar parte de la educación de mis pequeñas y de la de los niños que acuden a nuestro colegio.
Sigo que me disperso como siempre…
Allá que vamos Julia y yo camino del segundo pabellón de IFA. Que digo yo, que ya podrían haber pensado en los ancianitos, que se pegan caminatas como yo a las 14:00 de la tarde. Porque yo voy ligerica, pero vamos, los de 85 años lo habrán pasado chungo.
Entramos al recinto. Nos dan una hoja informativa, que por supuesto, casi nadie lee, porque vas con el cagallón en el culo; y seguimos las indicaciones.
Estamos dentro y vemos el caminito señalizado.
Os dejo el vídeo que grabé, me recordó por un momento a los festivales de música, pero solo un momento, porque no sonaba música y daba un poco de miedito.
Y me vengo arriba y pienso, venga Helen, no seas cobarde. Llego al final , donde hay una mesa con dos sanitarios. Uno de ellos me pide el sip. Lo pongo encima de un folio que él desliza por la mesa, y acto seguido comprueba que tengo cita y me dice siga hacia adelante, mi compañera le dirá por donde seguir. Llego hasta la señorita; ya he perdido a Julia a mitad de camino, se ha quedado dando el SIP y no vuelvo a saber de ella. De nuevo la señorita me indica que vaya a la derecha, y que siga el camino de baldosas «amarillas», ¡¡no que va!!, esto no es Mago de Oz, estas baldosas son grises y dan muy mal rollo…

Al final una pantalla que me indica que vaya al puesto 14, desde lejos, que soy miope pero llevo gafas, que por cierto, en Noviembre tendré que cambiar porque de cerca no veo una mierda, veo que ya hay una persona esperando su turno para ser banderillada. Me acerco y cuando estoy a punto de llegar a mi destino, del puesto 12 sale un pivonaco y me dice por aquí que yo estoy libre, y pienso, joder si al final va a ser mi día de suerte.
Más simpático y rebonico que nada, aunque solo puedo verle los ojos, espero que cuando se saque la mascarilla no sea más feo que un troll.
Me pregunta si tengo preferencia por un brazo u otro y le digo que prefiero el izquierdo que lo utilizo menos y no sea que se me quede inútil tras el pinchazo. Se acerca a mí, aguja en mano, el pulso se me acelera, no sé si es poque está buenorro, o porque me cago de miedo, clava la aguja y 30 segundos después me dice, ¡¡ Hala ya está!!, pasa a la siguiente sala, mi compañera te indicará donde sentarte y en 15 minutos podrás irte a casa.
Que subidón madre mía, no siento nada, que guay, soy inmune al dolor… y me voy a buscar mi sillita para estar 15 minutos relajada. Y de nuevo, escucho mi nombre: ELENA, esta vez es voz de hombre, me giro y coño, es Vicente, vecino del campo de toda la vida, no recordaba que también era del 75 como yo. Nos sentamos juntos, separados por 1,5m donde nos da la gana, porque la chica no está y empezamos a ponernos al día, como nos va la vida, que estamos haciendo y lo rápido que ha pasado el tiempo. La chica llega y nos dice, oye que os acaban de pinchar, vosotros vais a la izquierda, nos levantamos y movemos nuestro culo.
Ah se me olvidaba, te rellenan un carnet todo chulo, que luego me he enterado que no tiene válidez pero que mola de recuerdo, poniendo tu nombre y la dosis que has recibido.
Lo dicho nos volvemos a sentar, y seguimos dándole al pico, que me duele ahora el brazo que no veas, como si me hubiera dado un golpe, pero como estoy entretenida, pienso, esto se me pasa. Pero nada más lejos de la realidad, dentro de 4 horas me voy a acordar de toda la familia del enfermero, jajaja.
Pasan los 15 minutos y nos hacen la señal de que podemos salir ya, andamos ligeros que tenemos ganas de comer, y nos decimos hasta la próxima, que será en 20 días.
Me voy a casa de mi madre a comer. Allí me espera Mario que se ha puesto la segunda dosis de pziffer hoy, pero a las 08:30 de la mañana. Me dice que no se encuentra bien, que está mareado y que no tiene ganas de comer. Me acojono viva, porque este hombre es bastante durillo, y que me diga eso, no pinta nada bien.
Comemos y me entra un sueño mortal, me pesa el cuerpo, los ojos se me cierran y me voy a mi habitación de soltera, que nada queda de mí ya en ella, por sino lo he comentado nunca, mi madre no dejo rastro de mí una semana después de mi boda, tenía unas ganas locas de deshacerse de mí…
Me acuesto en la cama a echar una cabezadita que se transforma en una siesta de 4 horas, que pasa como si hubieran sido 20 minutos. Cuando por fin logro abrir los ojos, me dice Mario, menuda siesta nena, a lo que yo digo, si solo ha sido un ratillo. Cuando salgo al comedor, mi madre desde su cuarto, que está en cama debido a una ciática, me dice a grito pelao: «Vaya una gandula estás hecha, toda la tarde durmiendo», yo como siigo creyendo que solo han pasado 20 minutos, me dan ganas de matarla, hasta que veo el reloj de pared de mi madre y … ¡¡¡¡OH MY GOD!!! es tardísimo, pero es que mi cuerpo estaba reventado.
El sábado la cosa va a peor, estoy todo el día del sofá a la cama, y de la cama al sofá. Mario se ha puesto peor, y no tenemos ganas de nada, a lo que a mis hijas se aprovechan de la situación y se pasan todo el día frente al ordenador, pero nos encontramos tan hecho polvos que pasamos totalmente de ellas, jajaja.
Tras esta experiencia para olvidar, el domingo por fin nos despertamos con ganas de comer y que nos de el aire, pero menudo Sábado, sabadete.
Y Llega por sorpresa el día de la segunda dosis, me la adelantan 2 días. ¡¡OH MY GOD!!. Estoy acojonada perdida. Después de la primera experiencia de mierda, esta segunda me tiene de los nervios.
Me han dicho que vaya a las 17:30 pero me viene mejor a mediodía, así que a las 14:00 me planto en IFA. Me sudan las manos, la cara, las axilas, vamos que me suda todo el cuerpo. Ando un poco más despacio de lo habitual, y es que me da miedo llegar al pinchazo. A la entrada nos reciben como VIPS.

Por cierto, tengo un trancazo del 15 (dejo foto para que comprobéis mi cara de enferma), pero chica, no me ha dado fiebre, así que tengo que ponerme la vacuna. Se lo digo al primer sanitario, que llevo varios días resfriada, me pone el termómetro y por supuesto no tengo fiebre, no me libro del pinchazo.

Se acerca el momento, me manda al puesto número 12, llego y hay un enfermero joven, menos de 30. Le explico mi angustia, y me dice, tu tranquila que si te dio reacción la primera dosis está ni te vas a enterar. Le pregunto si me siento y me dice, no hace falta, joder me deja de pie. Y en 5 segundos me dice, ¡Hala, ya puedes pasar a la sala de espera!. Ha sido un rayo.
Me voy y me siento en mi sillita, como estoy tan nerviosa, me había puesto el móvil en el bolsillo trasero, cuando voy a sentarme oigo un : ¡¡SEÑORAAAA!!, que se le cae el teléfono. Me sienta como el culo. Me rio, le doy las gracias, y empezamos a hablar, me dice que no podemos ocultar nuestra edad, que somos todos de la misma quinta, y yo a sudar como una loca, saco el abanico del bolso, y lo agito como sino hubiera un mañana. Tengo que sacar los Kleenex, me suda la frente y no me veo una mierda, dichosos nervios.

Pasan por fin los 15 minutos y salgo pitando de IFA. ¡¡HASTA NUNCA VACUDROMO!!

Como decía el enfermero, ni un solo síntoma, de hecho me recuperé del resfriado, así que mis nervios no sirvieron para nada, solo para sudar y perder algún que otro gramo.
Ahora se baraja la posibilidad de una tercera dosis para las personas inmunodeficientes, gracias a dios que no me encuentro entre ellos. Y en breve si todo sigue según lo previsto, las mellizas también tendrán que ser vacunadas. Sólo nos queda esperar.
Espero que te sientas identificad@ en esta maravillosa historia de la vacunación. Me gustaría que compartierais vuestra experiencia conmigo, porque para una vacuna con tan poco bagaje, creo que ninguno de nosotros estábamos preparados para esto.
Hasta el próximo post, que será más pronto de lo esperado…